lunes, 2 de mayo de 2011

La resiliencia psicológica individual, clave para superar un desastre.

Un informe reciente publicado por la revista Psychological Science in the Public Interest, de la Association for Psychological Science (aps) estadounidense, científicos la Universidad de Columbia y de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, del University College London, y de la Universidad Opole de Polonia, revisa los efectos psicológicos de los desastres, y las razones por las que a algunas personas les cuesta más recuperarse de estas experiencias que a otras.

A partir de esta información, los científicos analizan las líneas de actuación más efectivas para ayudar a superar estas situaciones. Los desastres fueron definidos en este caso como aquéllos eventos que causan un daño arrollador, penurias o muertes a uno o más estratos de la sociedad. Estas situaciones se producen a menudo rápidamente, pero cuesta años recuperarse de ellas.

En general, explican los investigadores, los individuos que han sufrido un desastre experimentan diversos problemas psicológicos, como trastorno por estrés postraumático (TEPT), ansiedad, abuso de sustancias, suicidio o ideas de suicidio, pena prolongada, etc.

Curiosamente, sin embargo, las evidencias recopiladas hasta ahora demuestran que menos del 30% de los adultos que han vivido estas situaciones sufren problemas psicológicos severos duraderos.

Por el contrario, la mayoría de la gente que se enfrenta a algún desastre pasa una fase de estrés y desasosiego, pero después recupera su salud mental (en unos meses o en entre uno y dos años). En otras palabras: las víctimas de desastres tienden a ser psicológicamente resilientes.

La resiliencia, en psicología, hace referencia a la capacidad de las personas para sobreponerse a periodos de dolor emocional y traumas. Cuando un sujeto o grupo es capaz de llevar a cabo esta superación, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos e incluso resultar fortalecido por los mismos.

Al parecer, hay diversos factores que influyen en cómo reacciona la gente después de un desastre, como la edad o el estatus socioeconómico. Así, por ejemplo, los niños reaccionan ante los desastres de manera distinta a los adultos: inicialmente tienden a mostrar más estrés psicológico extremo que los adultos supervivientes, pero estos problemas psicológicos a menudo son sólo temporales.

Los ancianos, por su parte, tienden a sobreponerse a los desastre con un coste psicológico menor que los adultos jóvenes. Entre éstos, los síntomas psicológicos graves son comunes en los primeros meses después de un desastre de gran impacto.


 Fuente: Revista Tendencias 21

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