lunes, 18 de julio de 2011

Los niños expuestos al humo del tabaco podrían tener mayores problemas de conducta y aprendizaje.

Según un estudio desarrollado por investigadores la Escuela de Salud Pública de Harvard y publicado en 'Pediatrics', los niños expuestos al humo del tabaco podrían ser más propensos a presentar problemas de aprendizaje y de conducta.

Fueron analizados 55.000 niños estadounidenses menores de 12 años, un 6 por ciento vivía con un fumador y presentaba más probabilidad de sufrir trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) que los que vivían sin fumadores.

Hillel Alpert, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, ha dicho que, tras analizar varios factores que podrían haber influido, como los ingresos o la educación de los padres, se comprobó que el tabaquismo pasivo de los niños estaba asociado con un mayor riesgo de problemas de conducta.

Los expertos recomiendaron protejer a los niños del humo del tabaco por cuestiones de salud, ya que puede aumentar su riesgo de sufrir infecciones respiratorias, asma severo o el síndrome de muerte súbita infantil. "El mensaje clave para los padres es proteger a sus niños de la exposición al humo de segunda mano", recalca Alpert.

Otro factor a considerar es que los niños expuestos a menudo al humo del tabaco también tuvieron esta exposición en el útero de sus madres, una circunstancia que ha sido ligada a un mayor riesgo de aparición de problemas de aprendizaje y conducta en los niños. Además, es posible que los padres que fuman hayan tenido antecedentes propios de este tipo de alteraciones.

Los resultados están basados en un sondeo nacional de 2007, realizado a padres de 55.358 niños menores de 12 años. La estadística de que el 6 por ciento vivía con un fumador se traduce en casi 5 millones de niños expuestos al humo de segunda mano en el hogar, según los autores.

Alrededor del 20 por ciento de los padres de hogares donde se fumaba dijeron que su hijo tenía al menos un tipo de desorden de conducta. Menos del 9 por ciento de los padres que vivían en hogares sin fumadores vieron en sus hijos este tipo de problemas. Cuando Alpert analizó otros factores, como la pobreza, la raza o los niveles de educación, entre otros, el tabaquismo pasivo se asoció con un aumento del 51 por ciento en el riesgo de sufrir desórdenes.

Los investigadores reconocen que no está claro cómo el humo de segunda mano puede contribuir a la aparición de problemas de aprendizaje o conducta en los niños. No obstante, algunos estudios especulan con la posibilidad de que el tabaquismo pasivo pueda afectar a ciertos químicos en los cerebros en desarrollo de estos menores.

Fuente: Psiquiatría.com

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